Hace poco he estado de vacaciones con mi padre y mi hermano durante cinco días.
La primera parada fue en Madrid y estuvimos allí poco tiempo para descansar.
De Madrid nos fuimos a Cuenca. Comimos por el camino y cuando llegamos nos fuimos al hotel. Después de descansar en él nos tomamos un helado y estuvimos paseando por la parte histórica de la ciudad, viendo las casas colgantes y los edificios antiguos que había por allí. Nos costó un poco de trabajo a la hora de caminar porque todo era cuesta arriba, aunque mereció la pena porque había unas vistas muy bonitas.
Desde lo alto de la ciudad había un paisaje impresionante y caminamos por unos senderos donde se podía ver el precipicio que había tan grande, gracias a la erosión de las rocas. Estuvimos caminando hacia el puente colgante para ver de cerca las casas colgantes.
Al cruzarlo se veía abajo el río y los coches que pasaban por la carretera como si fueran juguetes por la gran altura que había.
Por la noche nos fuimos a cenar y a tomar otro helado en una terraza. Después estuvimos en un parque donde jugamos un rato y nos enteramos que había una exposición del hombre del Neolítico. Al final nos fuimos a descansar al hotel.
Al día siguiente vimos la exposición de la “Edad del hombre”, sobre el Neolítico, en donde se explicaban algunas teorías de cómo vivían por esas épocas y cómo progresaban con las herramientas e inventos con lo que trabajaban.
Cuando salimos de la exposición nos montamos en un tren turístico y de nuevo recorrimos la ciudad, pero esta vez más cómodamente.
Después nos fuimos directamente a Valencia. Dejamos las maletas en el hotel y dimos un paseo por la zona del Palacio de Congresos y Exposiciones, porque ya era más bien tarde.
A la mañana siguiente fuimos a recoger a una amiga nuestra, Vicen. Nos lo pasamos muy bien.
Fuimos al Oceanográfico, donde vimos muchas variedades de peces y tiburones raros a través de unos tubos y unos acuarios gigantes. Algunas especies eran muy raras, como una que parecía una hoja de cactus seca. Después de comer allí, aprovechamos para ver otras especies como pingüinos, focas, etc. y un precioso espectáculo de delfines, donde tanto los cuidadores como los delfines hicieron maravillas.
A la salida del Oceanográfico nos montamos en una atracción de toboganes gigantes y nos fuimos al hotel a descansar un poco. Por la noche cogimos el metro y nos fuimos a pasear al centro de la ciudad. Después nos tomamos unos helados y nos fuimos a cenar.
Por la noche, Vicen y yo estuvimos hablando un ratito y antes de dormirnos me enseñó el tatuaje de una luna que tenía por debajo del hombro. Era muy bonito y tenía su nombre en árabe.
A la mañana siguiente nos fuimos a la “Ciudad de las Ciencias”. Había muchas curiosidades y aparatos para hacer experimentos. Entre otras, nos metimos en la “Sala de la Electricidad”, donde explicaban cómo funcionaba y elegían a algunas personas del publico para hacer experimentos. Yo salí voluntaria para hacer uno sobre la bola de plasma, que era una especie de bola de cristal por donde se distribuía la energía y si la tocabas se dirigía hacia el sitio en donde ponías la mano y te cargabas de energía haciendo que al coger una lámpara se encendiese.
También estuvimos en muchos más sitios, como en la “Sala de los Inventos”, la de la “Gravedad Cero”, la de los “Superhéroes Marvel” y la Simulación de vuelo”. Las dos últimas fueron las que más me gustaron.
En la sala de los “Superhéroes Marvel” me monté en un aparato que giraba en todas las direcciones y en todos los sentidos, para atrás, para adelante…Parecía que me iba a marear de tantas vueltas, pero al final me encantó.
En la “Simulación de Vuelo” nos metíamos en una cápsula en donde simulaban las características de un vuelo a una base espacial. Lo que más me gustó fue la sensación que daba el despegue de la nave, cuando empezaba a vibrar llevándonos para atrás rápidamente por la aceleración. Aquello parecía muy real porque era una copia idéntica al despegue de los vuelos de los astronautas y mientras hacíamos el viaje había unas cámaras de televisión que simulaban cómo despegábamos y aterrizábamos en el mar y cómo nos íbamos para atrás al frenar la cápsula espacial.
Cuando salimos de la “Ciudad de las Ciencias” descansamos en una terraza para tomarnos unos refrescos. Luego nos fuimos a Toledo, después de dejar a nuestra amiga Vicen en su casa.
Nos costó un poco encontrar el hotel de Toledo porque era de noche cuando llegamos y estaba a las afueras de la ciudad, pero las vistas de la ciudad eran preciosas.
Por la mañana nos fuimos a la parte histórica de Toledo y estuvimos viendo las iglesias, los castillos y los monumentos antiguos mientras caminábamos por el casco antiguo. Después nos paramos a comer y a hacer algunas compras.
Por la tarde salimos de Toledo de regreso a casa con el bonito recuerdo de nuestro viaje